Se trata de un recorrido lineal que transcurre en su práctica totalidad por el valiosísimo ecosistema de encinar relicto, característico del Monte. Partiendo de La Alameda de Santoña, hay que dirigirse a la bifurcación que parte de la rotonda dirección El Dueso y Berria. Desde aquí, comienza el camino, escondido entre edificios. Tras ascender por unas escaleras, se vislumbra a la izquierda un estrecho callejo entre muros.
El ascenso continúa hasta su fin en el Fuerte del Mazo, sobre terreno cementado al principio para, más adelante, alcanzar el encinar. La ruta va penetrando progresivamente en un corredor verde, donde la densidad de la vegetación reduce la luminosidad al mínimo: se atraviesa un espacio definido por el encinar cantábrico relicto de mayor importancia del norte peninsular.
El camino queda delimitado a la derecha por un muro separador de parcelas, que acompaña al senderista hasta finalizar la ruta. A su lado, se continúa la ruta hasta que se alcanza una pequeña portilla. Una vez superada, el sendero continúa ganando altura de un modo zigzagueante, y muere en la intersección con el comienzo del camino empedrado que conduce al Polvorín del Helechal y al Fuerte del Mazo.